Viernes bajo la lluvia
Corría el año 2012, después de un glorioso día se escuchó una conversación entre dos personas desconocidas y según parece el alcohol acompañaba algunas frases que no por ello dejaban de ser ciertas.
No recuerdo bien como empezó la conversación, pero sé que fue interesante. Fue una de esas conversaciones que por más que recuerdes no logras decifrar pero que sientes el feeling del momento, en fin. Como explicar ello si no necesita ser explicado... como muchas cosas importantes en la vida.
Miss "A" caminaba junto a B que, producto de ese día tenía una alegría tan intensa que no le permitía escaparse de ese momento, pues había descubierto cosas muy valiosas para él y una de ellas es que ese corazón suyo muchas veces equivocado había encontrado por fin su verdadera vocación: vivir.
"B" había dejado atrás historias pasadas y por fin se decidía en volver al ruedo, sé por experiencia que necesitó mucho tiempo para poderse reponer, digamos que algunos eternos meses para poder adaptarse al cambio, que por cierto no fue solicitado por él pero era cambio al fin.
Miss "A" ese día fue totalmente diferente a otros días, al menos para "B", pues antes de ello sabían que existían pero no se habían dado el momento para intercambiar palabras más profundas que las de ese día... ambos guardaban entre sus recuerdos mochilas cargadas de emoción que desconocían uno del otro, pero que en ese momento era ocioso revisar, pues la atmósfera les pedía que no se fijarán en ello. Por decirlo de alguna manera era "el momento" y el primero que se zambullera en sus recuerdos perdería la noción del momento.
En ese momento el sentimiento los arrastraba a la negación, negación de lo que podía pasar al día siguiente, negación de su pasado, negación de todo. El sentimiento podía más que muchas cosas en ese momento, podría incluso decir que ninguno de ellos reparó en nada pero sabían por anticipado que no debían hablar de nada más que ellos mismos.
"B" no tenía la menor idea de donde estaba. Durante la caminata de regreso a su casa perdió el polo rojo que ese día uso en una de las avenidas desconocidas y siguió caminando junto a miss "A" por esa avenida larga de nombre indescifrable. Se subieron al lugar que los llevaría rumbo a un sueño finito, del momento estaría de más hablar si no fuera por un pequeño detalle: aquel beso que los acompaño durante el camino a casa.
Ninguno de los dos entendía nada de lo que pasaba en ese momento, pero se dejaron llevar sin más. Luego de ello no supieron como reaccionar pues a pesar de que ni uno ni otro sabían de la historia de quien los acompañaba, conocían en demasía su propia historia que probablemente haya estado acompañada de cierta tristeza. Era intuíble entre ambos pero a pesar de ello ninguno quería hablar, solo querían disfrutar de ese pequeño escape emocional que muchas personas necesitan. En ese momento eran los dos y sus besos, eso y solo eso importaba.
Habían estado antes de ello hablando de nada hasta que unas palabras les permitió romper esa barrera emocional que tanto les pesaba. Dejaron cargar sus recuerdos por el otro, porque al fin y al cabo sabían o pensaban que cuando los sorprendiera el amanecer se rompería el hechizo de ese momento y no querían arrepentirse de nada, tan solo de no estar ambos para cada uno.
La impotencia de no ser y no saber que ser propia de la zona de confort de la que fueron arrancados con furia, por suerte en ese momento eso no importaba pues ya habían fotografiado esos besos dentro de sus recuerdos.
Cabe decir que, por el nombre del post, ese día no llovía hasta que pudieron llegar a un destino seguro... una pregunta detuvo a uno de ellos en un destino no propio, destino inopinado y que lo mantenía en la incertidumbre de no saber donde estaba. A pesar de la inseguridad de "B" algo lo mantenía atado: el vínculo emocional fictício del momento. Él sabía que eso no le aseguraba nada la mañana siguiente pero "al diablo" se dijo, "me siento bien" continuó repitiendose para sí.
La lluvia continuaba sobre sus cabezas. Ninguno de los dos sabía que ambos disfrutaban de la lluvia y de lo triste de la vida: el sueño ansiado del Tánatos. Reclamaron al viento no haberse conocido antes y no poder continuar con ello después; lamentaron haber sufrido antes de conocerse. Una frase no detuvo la conversación, frase que "B" había temido dar a conocer a cualquiera: "no conocerás mi lado oscuro"; la respuesta fue más que jactanciosa "mientras no cuelgues piel de gente muerta en tu cuarto, todo bien". "B" respiró calmado, no quería preguntarse por el día siguiente, sabía que eso confundiría más su corazón.
Una adenda de besos terminó con la noche. Miss "A" nunca entendió la sonrisa de B en cada beso, el no lo creyó necesario de explicar, era obvia su desbordante alegría por el día acontecido. Marchóse "B" por una calle igual de desconocida que las otras por las que había caminado durante toda la noche, mientras se preogupaba por su destino pero no dejaba de sonreír pues apenas una porción de alma había cambiado su destino, había generado un punto de quiebre y eso bastaba para él.
Nadie sabe que fue de estos dos individuos. A veces se escucha en lo profundo del silencio de lo que pudo ser a ambos solicitándose, pero cada uno de ellos siente el temor de sus recuerdos, sienten el temor del amor, sienten el dolor de las relaciones amorosas y eso les impide volver a formar otra noche.
Ninguno de los dos puede dar su brazo a torcer, no se permiten esa licencia, creen que no pueden permitirsela, creen que son ajenos a la felicidad, pero nunca olvidarán la noche en la que dejaron de cargar sus pesadas mochilas por algunos horas, bastaron cuatro. Se despidieron de aquel lejano lugar de una manera muy peculiar: cantaron la canción de Garfield mientras jugaban al ferrocarril.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio