Malditos Escolares!

lunes, 23 de abril de 2012

Historias de pubertad

Salgo apurado de la clase, para variar se retraso más de lo debido justo hoy. Encendí un cigarro para que me acompañara camino a la puerta tres, era las 9:03 pm. en la capital, la noche por suerte estaba bien oscura y la acompañaba un delicioso aire frío, clima ideal para caminar (solo faltaba que lloviera).

Camine hacía el paradero casi presuroso, era un día especial, un día muy raro pues en todas las noches de regreso a casa no hacía tanto frío como ese día, era un 16 de abril cumpleaños de Roberto y había prometido llegar temprano... avance unos metros y ya podía ver el paradero, mee aproxime lo más pronto posible, otro cigarrillo me acompañaba ya, pues tuve que caminar hacía un paradero más lejano... era las 9:23 pm. cuando divise "la 21", por suerte estaba vacío así que no la pensé dos veces y me embarque.

Estuve parado por un rato, hasta que cerca a la Colonial se bajó un señor que estab sentado junto a una gordita... el asiento libre daba a la llanta, lo más incomodo que puede existir cuado viajas... que más á me dije, igual me que me quiero sentar para disfrutar de la música, de la cual estuve muy embelezado hasta que algo me distrajo por un momento cuando ví delante mío unos chibolos como de discisiete años muy abrazados, el suspiraba de la emoción y ella no dejaba de ver su pecho... recogiendole el cabello cada cierto rato y mirandola con ternura, mientras ella no dejaba que el entorno acabara con ese pequeño sueño que en ese momento vivían, de pronto ví tanta intensidad en un beso nada fugaz que, no lo niego, los miré con algo de envidia y a la ves admiración... "que pasión tant grande, el mundo está a salvo gracias a ellos" mientras me reía repetía esas palabras, para los demás yo estaba muy serio pero dentro de mí se dibujo una gran sonrisa pues me alegró la noche ver tanto amor, tanto así que por un momento me vino el recuerdo de mi primer beso... era un gran año el 2003, creo que el más recordado de mi vida, se podría decir que es de esos años que tu recuerdas después de mucho tiempo y dices "carajo quisiera estar ahí"... el recuerdo me llev+ó a una noche también oscura como la de este abril, Katty se llamaba y me acompañaba por esas épocas... por un momento traté de reprimir su recuerdo aunque sentí que ya no dolía tanto como en el 2004.... la dejé salir para que me acompañara por un momento, le pedí que no se acostumbre a salir así de nuevo y me comprendió. Bueno como decía la noche era oscura, estabamos detrás del parque de mi casa y ella me miraba con esos dientes tan grandes que tenía (jajajajaja) parecía realmente una coneja pero esos ojos podían engañarme muchas veces, tenían esa capacidad de penetrar mi alma solo poor el simple hecho de hacerlo, así sin ningún sentido... se acercó lentamente y dejó que sus labios acariciaran mis secos labios, en ese entonces tenía mucho miedo pero aún así me aventuré y la besé, el beso fue muy corto, puedo decir que duró segundo pero me enseño lo mucho que alguien te puede llegar a dar cuando las emociones deciden a jugar a ser dueñas de nosotros y hacernos felices de fugaz manera.

De ella me enteré mucho después que tuvo un hijo a los dos meses de terminar conmigo, en realidad ahora no la juzgo tan solo he aprendido a vivir con su recuerdo... la última vez que la vi estaba super delgada, casi escualida e iba acompañada de su actual pareja, ¿yo? rebelde solitario iba con mi cabello largo cuando aún lo podía lucir, sin las entradas de ahora... era verano del año pasado y fue la vez que, a lo lejos, me despedí de ella... sabrá quien donde estará haciendo su vida, yo solo recuerdo lo poco que compartió conmigo.

Hacían ya las 9:47 pm., el carro nos decía que ya teníamos que bajar, me paré y esperé a que la mayoría baje para poder bajar tranquilo, la pareja yacía aún en el asiento del cual no querían despegarse... tomé un taxi a mi casa para llegar a tiempo a saludar a mi hermano... aún recuerdo el amor que vi ese día de aquellos jóvenes desconocidos

miércoles, 11 de abril de 2012

Incomprensibles I

La ultima vez que la vi la negué. Cuando era un chico más chico que ahora tenia una amiga, mi primera de la vida, se llamaba Kika. Ella era blancona, pecosa, como un personaje de novela inglesa. Vivía en la esquina opuesta a mi casa, en la manzana del frente.No se bien como nos conocimos, seguramente fue en la iglesia. Por ese tiempo recuerdo que iba mucho a la iglesia acompañando a la abuela a rezar y mi ella era amiga de su abuela.

Cuando eramos chicos
pasábamos mucho tiempo en casa de ella. Jugábamos con sus plastilinas que siempre olian raro, con los cientos de imanes que tenia su refrigeradora. Frente a su casa, en el parque, jugábamos a la comidita y me enseño a comer el pistilo de una flor roja que llamábamos platanitos. Por esa época también jugábamos mucho a la ciudad, precursores era aun una urbanización en vías de construcción y se podía encontrar en las veredas arena húmeda tirada y ladrillos, que cuando rompíamos hacían las veces de autos, los mas grandes los usábamos como constructores de pistas. Terminábamos con las uñas llenas de tierra y mugre, pero siempre nuestro montículo de arena era el que mas túneles subterráneos tenia.

Sin embargo, poco a poco nuestra
amistad fue cayendo en el desuso y en la ausencia. Comencé a hacerme amigo de los chicos de la cuadra, jugaba a la pelota, corría en las chapadas y escondidas y hasta aprendí a bailar el trompo. Siempre que ella pasaba cerca a mi y me saludaba mis amigos me molestaban y yo, que soy muy torpe, me ponía muy rojo y renegaba de conocerla. Ella debe haberse dado cuenta, ya que poco a poco dejo de saludarme, y con el tiempo nos volvimos extraños.

Con el tiempo ella se mudo a otra casa. Muchos años
después mi tío puso sus cosas ahí y pude volver a entrar por esa puerta. La casa seguía oliendo a su ella, su casa olía a su plastelina. Entré a su patio, en donde siempre caían nuestras pelotas cuando a alguno de nosotros se le ocurría patearla muy alto. Entre al que me imagine como su cuarto y, aunque ella debía ser ya una adolescente como yo lo era en ese momento, me lo imagine infantil, tierno en el tiempo, con sus carritos y su mesita del té.

Ella luego se
perdió entre la gente que no conosco y que no me interesa. Se perdió y pase un buen tiempo sin verla, aunque sabia que ella aun vivía en precursores.

Hace ya como un año que la
volví a ver por el barrio. Se había vuelto la amiga de la hermana mayor de uno de mis amigos mas antiguos. Se había apendejado. Su cara, lejos de tierna y de inocente, mostraba ahora facciones de chica adentrada a los problemas placenteros de la vida. Seguía siendo pequeña, seguía haciéndose un moño en la cabeza, pero su voz, ahora con un dejo extraño, sus maneras y sus temas me causaban temor, como una preocupación por al persona que ya no era.
Durante toda la
conversación estuve callado y mirando hacia abajo. Me daba vergüenza que me viera, que me reconosca y que se pregunte porque este tipo imbécil y temeroso había dejado de hablarle con el tiempo, a ella, que era ahora una mujer tan guapa, con una hija tan linda.
Mis miedos se concretaron al final de la noche, cuando solo nos quedamos
Johnny, ella y yo. Ella le contaba sobre su vida. Yo, por estas cosas que me dan ante el temor hacia una mujer, me quede paralizado y abstraído, recordando el pasado y deseando en ella su olvido. Johnny le pregunto que si se acordaba de mi, si se acordaba como jugaba conmigo a la cocinita, en el parque, que si recordaba como construíamos nuestra ciudad perfecta con arena húmeda de pichi de perro. Ella me miro con sus ojos, que en ese momento me parecieron tan de madre, y dijo que no se había olvidado, "no me he olvidado de Alejandro", dijo, y mi cuerpo tembló. Contó una que otra anécdota sobre nuestra infancia y juntos se rieron.
-Y tu, ¿No te acuerda de cuando nos
comíamos las plantas?
-No -mentí-, siempre he tenido mala memoria.



asyr!

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jueves, 5 de abril de 2012

Historias de infancia I

Desde los nueve hasta los once

Anoche me fui a dormir con un recuerdo vago de mi infancia... hoy logré transportarme definitivamente a ellos, como si me hubieran estado esperando a que los vuelva a recordar, como aquel amigo(a) que te espera sin pedirte nada a cambio y que cuando llega el momento te hace descubrir que el mundo puede no tener sentido pero que valió la pena mientras se vivió.

Y bueno como decía, estos recuerdos de la infancia me trajeron esa sensación de infantilidad, sensación que aún recuerdo con mucha nostalgia, aquellos tiempos en los que vivía en varios mundos: el colegio, mi casa, mis amigos de la tienda de mi viejo, el coro de la parroquia (si ateos, estuve en un coro ¿y?)... recuerdo bastante que era poco sociable, me caracterizaba por la soledad y el retraimiento, aún asi tenía muchos amigos y pocas amigas... creo que era muy uraño con las chicas, al punto de alejarme de ellas... bueno eso fue hace ya bastante tiempo y aún me acompaña esa sensación pero no se si sea la misma... En fin

Recuerdo que la primera niña que me gustó un rehuevo se llamaba Flor, era un tanto pecosa de cabello castaño y la veía todos los domingos en misa, casi puedo decir que asistía a misa solo por verla... no recuerdo porque sé su nombre, creo que alguna vez (quizá la última vez que la ví) su mamá la llamó desde la puerta de la parroquia para que se fueran y efectivamente se fue, estaba un tanto molesta... Una sola vez tuve la osadía de acercarme a ella, recuerdo que estaba junto a su hermana que no tengo la menor idea de como se llama y además no viene al caso, justo ese día me habían regalado 10 soles que para mi eran millones (iba a comprar un muñeco de Samurai)... bueno la cosa es que me acerqué y le dije que era muy bella, hermosa... no me imagino que un extraño de la nada se te acerque y te diga tal disparate pero se lo dije asi sin tapujos... ella me miró sorprendida casi petrificada, como me imaginaba no atinó a decir nada tan solo retrocedió dos pasos y se fue casi corriendo... fue mi primera decepción amorosa y recordada con mucho cariño...

Hoy por la mañana volví a pasar por su casa porque queda justo cerca del mercado (si pues de vacas voy al mercado) y justo saltaron esos recuerdos, no sé si seguirá viviendo ahi pero me acuerdo que de niño trataba de ir a jugar por esa zona... muchas veces fuí magullado porque jugabamos partido y me destrozaban las rodillas pero les digo valía la pena, aunque solo una vez la ví mirar por su ventana, con esa dulce mirada que lanza una niña de nueve años... bueno para mi bastaba y eso me permitía estar tranquilo hasta el domingo que la volvía a ver.

Recuerdo también que me encantaba el verano (no como ahora) porque para empezar me gustaba la navidad, el olor a polvora y las personas festejando fuera de sus casas, desde que me quedé en Lima siempre hice el recorrido desde mi casa hasta la tienda de mi viejo precisamente a las 12 pm. para poder ver a los demás festejando con sus familias, creo que aún tengo esa necesidad de ver a los demás festejando o ser felices mientras que yo estoy a la espectativa, vigilante en la puerta de las casas... me reconforta saber que más allá del dolor de la vida algunas personas puedan experimentar por algunos momentos la felicidad perfecta y puedan compartirla... esos momentos no se deben terminar